Ixkimilli, El que tiene los ojos vendados
Ixkimilli, El que tiene los ojos vendados. Con frecuencia el camino de la vida es difícil. Los obstáculos que se presentan pueden frustrar nuestros planes, pero también pueden hacernos más sabios. Sin embargo, los abuelos, a través del concepto de Ixkimilli, nos dejaron dicho que muchas veces el mayor obstáculo somos nosotros mismos. Somos nuestro propio enemigo, Yaotl. Cuando no lo sabemos, somos como alguien con los ojos vendados. ¿Cómo podemos llegar a ser nuestro propio enemigo? Saber quienes somos a veces es tan difícil como conocer al cosmos. Pero necesitamos saber que somos alguien grande, con genialidad. Por eso debemos dar una imagen grande de nosotros, y tenemos que creer que así somos. Entonces aparentamos que somos más que los demás. No sabemos quienes somos, pero nos aferramos a esa idea, la defendemos, peleamos por ella. Si dejáramos de creer en ella, tal vez nos demos cuenta que somos muy pequeños, que no importamos en medio del gran cosmos. Pero ¿Que tal si lo que en verdad somos es mejor que esa idea de grandeza a la que nos hemos aferrado? Si defender una apariencia de lo que eres puede despertar en ti tantos temores y debilidades, es porque las apariencias son tan débiles que pueden desvanecerse con mucha facilidad, y obvio que si crees que eres esa imagen, tendrás temores constantes a que alguien, o tú mismo, descubra que no es así. Tal vez lo que más puede sabotear tus sueños es esa imagen. Juan Fonseca |