Reafirmo mi IDENTIDAD, día a día, CONTIGO

He tenido la oportunidad de conocer y escribir al temachtiani  Zosimo Hernández Ramírez, defensor de las garantías individuales de los pueblos indígenas, consultor de organismos internacionales, licenciado en Historia por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, diplomado en Derecho Indígena por la Universidad de San Carlos de Guatemala, ha sido profesor de educación preescolar bilingüe, director de la Escuela de Derecho y promotor de bachillerato en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, visitador adjunto de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, actualmente profesor titular del Programa Universitario “México Nación Multicultural” de la UNAM, miembro del Consejo Dictaminador del Sistema de Becas para Estudiantes Indígenas, consultor nacional e internacional de la El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, (Unicef por sus siglas en inglés) y asesor de contenidos de material interactivo en el proyecto interinstitucional de la Universidad Pedagógica Nacional. Fue preso político, desparecido y torturado por una semana y encarcelado por dos años, por ser hijo de un activista nahuatl.

Sus enseñanzas sobre identidad son fascinantes, y quiero compartir con ustedes esta correspondencia que comenzamos a mantener, porque nos hará reflexionar sobre nosotros mismos.

Juan Fonseca:

¡Hola profesor Zósimo! ¿Cómo está? Hace un par de semanas lo conocí en la conferencia virtual que impartió para la clase México Nación Multicultural de la UNAM. ¡Un honor conocerlo! Soy Juan Fonseca, el que le comentó que los mestizos también estamos buscando nuestra identidad.

Me llamó mucho la atención que usted nos decía que las palabras Indio, Indígena, son nombres que los no-indígenas ponen a los indígenas, pero que nunca les han preguntado cómo se llaman a sí mismos, y cada Pueblo se llama a sí mismo de una forma diferente: Mije, Ñahñú, Wixárika, Rarámuri, y el Pueblo de usted, Mexicatl, Nahuatl, Azteca. Estuve reflexionando que ustedes en muchas formas son afurtunados, pues sin ignorar la discriminación y marginación que su pueblo padece, saben quiénes son, a dónde pertenecen.

Y nos dejó una tarea de escribir quiénes sómos. Quiero compartir mi reflexión con usted:

Nosotros como «Mestizos» creo que estamos huérfanos de identidad. Como usted decía: nos conformamos con que nos digan mexicanos, sin saber qué es ser mexicano, sin saber de dónde venimos. Y en efecto, casi todos confundimos nuestro rol con nuestra identidad. Los biólogos dicen que todas las razas son mestizas, que no hay razas puras. Sólo Hitler hablaba de la pureza racial. Así que si todos somos mestizos, el que nos digan mestizos no nos dice nada sobre quiénes somos. Creo que ni siquiera hemos tenido la inquietud de saber quiénes somos, y lo único que nos importa es encontrar un buen trabajo y cumplir con los proyectos de las empresas. O sea, no sabemos quiénes somos, y tampoco qué queremos, y creemos que lo que queremos es lo que quiere la empresa. Por eso confundimos nuestra identidad con los roles. No hay una identidad comunitaria, no hay un ideal comunitario. Sólo hay una globalización, en donde perdemos nuestro rostro y todos somos iguales, sin la otredad, sin la diversidad. Y me atrevo a pensar que la globalización, ni siquiera ella sabe de dónde viene ni qué quiere. Sólo devora todo a su paso.

Por eso y mil cosas más, creo que ustedes tienen mucho qué enseñarnos. En primer lugar, sin idealizarlos, porque ustedes sí tienen identidad, Creo que eso es una diferencia enorme. En segundo lugar, porque cualquier punto de vista distinto al mío me va a enriquecer, y ustedes con su cosmovisión son un punto de vista distinto a la globalización, y solo por eso podemos enriquecernos mutuamente. Y en tercer lugar, porque cuando pienso quién soy, aunque viva en la ciudad, use tecnologías modernas, etc., gran parte de lo que soy, de mi cosmovisión, viene del legado náhuatl: lo que como, el español que hablo lleno de vocablos y cosmovisión nahuatl, el organizarnos en tianguis y trueques cuando la economía formal falla, y tantas cosas más, me hacen ver que tengo mucho en común, y no solo yo, sino la mayoría de los llamados mestizos, con ustedes.

Pero creo que en México tenemos muchos tabúes. En el DF hay gente que se identifica con los hippies, con los darketos, con los punk, con los emos, y está bien… Hay quienes se identifican con el budismo, con el hinduismo, hay quienes se sienten norteamericanos, y hasta hay quienes se identifican con los samurai de japón, y todo eso es normal. Pero si uno se identifica con sus raíces náhuatl y de otros Pueblos originarios, pareciera que uno ha cometido un error terrible. Lo llaman a uno fanático, incluso en el ámbito académico, o ignorante y atrasado ante la demás gente. Quizás esté muy equivocado, pero yo no creo que un mestizo y un nahuatl sean absolutamente diferentes, como si fueran razas extraterrestres. Creo que a pesar de las obvias diferencias en la forma de vida, tenemos mucho en común, en primer lugar, porque somos humanos, y en segundo lugar, porque gran parte de nuestra cultura en el valle de México es náhuatl. Creo que lo que más nos divide, más que cualquier otra cosa, es el miedo, incluso más que la discriminación.

Pero me ha tocado vivir años en ejidos, con personas náhuatl, cortando leña, acarreando agua, armando temazcales, trabajando como albañil, durmiendo bajo la lluvia a la intemperie, escuchando a los abuelos, quemando copal, haciendo tekio, picando piedra hasta sangrar las manos, y yo me identifico mucho con esa forma, y soy uno más, somos todos, sin decir ustedes y nosotros, sino solamente Nosotros.

Cuando intento responder quién soy y qué quiero, gran parte de la respuesta está en la ciudad y en la cosmovisión occidental, pero otra gran parte está en la Tradición Nahuatl. el Camino Nahuatl me ha dado respuestas a mi propio camino.  En él he encontrado mucho del sentido de mi vida, y no creo que sea algo extraordinario, sino algo completamente natural. No niego lo que soy, pero si voy a aceptar lo que soy, tengo qué aceptar que una buena parte de mí es náhuatl.

Me quedo con una frase que nos dijo usted en la clase: «Cuando buscamos nuestra identidad, es para mirarnos a los ojos, no de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo, sino frente a frente, de tú a tú».

Pues esta fue mi reflexión. Ojalá usted me pueda aportar observaciones, críticas, y de antemano agradezco su atención. ¡Un cordial saludo!

Juan Fonseca

Zósimo Hernández:

Estimado Juan Fonseca.
No sabes cuanto gusto me ha dado leerte y sentir tu necesidad de búsqueda o reafirmación identitaria.
Te comento que estuve a punto de decirte que eso es la identidad, pero como amigo y maestro te digo, que vas bien. Aún hace falta profundizar en ello para no tomar, a bote pronto, cualquier idea y quedarnos con ella, así que te sugiero seguir caminando y cuenta con mi compañía.
Hasta se me ocurrió la idea de tener una página o blogs con el tema en el que, los que quieran puedan abonar a una discusión que debe ser individual en primer plano, pero sobre todo, colectiva en segundo nivel. La identidad es una necesidad, recuerdas, de todos.
Y luego hay que pensar, ya sabiendo quiénes somos, para qué. Ese es otro reto.
Desde el siguiente lunes ya estaré viviendo en el DF y podemos comunicarnos de mejor manera.
Recibe un abrazo y ojalá puedas seguir pensando sobre el tema y escribiendo.
Hasta pronto

Zósimo Hernández

¿Que opinan ustedes?