Tezcatlipoca: el temazcal es oscuro
Adentro del temazcal hay un ambiente similar al vientre materno: oscuro, cálido, húmedo. Esto es así porque el temazcal representa el Vientre de la Madre Tierra, y los que estamos dentro simbólicamente vamos a renacer. Ese momento de gestación es de oscuridad. Si somos seguidores del Camino de la Luz sin entender la luz, podemos volvernos fanáticos (que por cierto el fanatismo es contrario a la luz). Y de esta forma no entenderemos esto, pues como seguidores del camino de la luz, muchas veces hacemos de la oscuridad nuestra enemiga, sin entender que la luz siempre estará presente. Pensemos en una semilla: es una gota de luz, pues toma de toda la sabiduría del universo lo que necesita para formarse y tener su propia inteligencia que la hace un ser vivo en potencia. Pero cuando está bajo la tierra, está en la oscuridad, con el calor y la humedad que necesita para germinar. Muchas especies vegetales no pueden germinar a la luz. Y cuando germina, ese tallo buscará la luz, y la nueva plantita será cosechadora de luz por su poder de fotosíntesis. Pero el momento de oscuridad para esa semilla es vital, pues antes de nacer reune todas sus potencias enfocadas a crear su propia vida. En ese momento, todo su universo está concentrado dentro de ella: la oscuridad es sólo un lugar que rodea su propia luz. Sin esa luz interna, no habría potencia en la semilla. En ese momento, su alimento es la humedad y la oscuridad, es decir, su propia luz interna. La luz siempre está presente. Oscuridad significa luz interna. Así como la semilla, en el temazcal estamos esperando nacer. No podemos ver nada de lo que nos rodea por la oscuridad, así que lo único que podemos ver es nuestro interior: nuestra propia luz. Luz es conciencia, es inteligencia, es poder en acto y potencia. Ver nuestro interior es estar en contacto con nuestra esencia vital, con nuestro poder. Es dejar de reflejar la luz externa y empezar a brillar con luz propia. Eso es lo que significa el nacimiento. Eso es el camino de Tezkatlipoka, la noche, la tierra, el inframundo. Juan Fonseca |